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Históricamente las sociedades humanas hanfundamentado sus códigos morales en creencias mítico-religiosas o enpresupuestos ideológicos anunciadas por algún tipo de Revelación. En oposicióna esto, en la actualidad, nos encontramos con sociedades que los establecen porun proceso de consenso entre sus miembros y adaptan sus criterios morales a loque dichos miembros consideran alabable y criticable en cada momento. Y es esta ausencia de una fundamentación externa que legitime las opcionesmorales, la que provoca las dudas, sobre la “altura” moral de estas sociedadesy su capacidad para evitar el descenso hacia la anomia moral y al nihilismo.Por esa razón surgen preguntas como ¿en qué basan estas sociedades susvalores morales?, ¿quién decide qué está bien o qué está mal?, ¿es el“relativismo moral” una característica de estas sociedades?, ¿son los sistemasde valores así elaborados mejores en términos absolutos que los basados enreligiones o ideologías?El objetivo principal de este libro escontestar a esas preguntas y rechazar las acusaciones que, desde diversosfrentes, pero muy particularmente desde posiciones religiosas, reciben lasdemocracias liberales, a las que se acusa de carecer de valores morales yde encaminarse al nihilismo. Más aún, intenta demostrar que la democracia halogrado, en unas pocas décadas, enormes progresos en la calidad moral desociedades e individuos, algo que las sociedades basadas en las religiones (ysus herederas las ideologías) no hicieron en siglos de predominancia.
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